cabeza no estaba muy acomodada como para asimilarlo.
Fragmento del Diario de Viaje - Desvío (Santiago del Estero)
Último día: Sábado 24-7
[...] Fuimos a ordenar las piezas, armar los bolsos y terminar de acomodar todo. Comimos tortilla y chivito que nos habían hecho algunas familias, estaba riquísimo. Después de eso, la despedida. El momento había llegado, quedaban pocos minutos, teníamos que irnos. No podía aceptarlo y de alguna forma no caía. Saludé a Yesi, me miro con esos ojos negros y profundos, bordeados por su sonrisa serena, tan especial. Le di un fuerte abrazo y le dije que no se olvidara de la pulserita. Salude a Meli, Santi, Agus, Fran, Ema, y a un montón de chicos que capaz no había tenido tiempo de conocerlos mejor antes pero que de todas formas me saludaron con un fuerte abrazo. Foto final y terminamos. Todo venia bien, ninguna lágrima hasta el momento. Pero al final, sí justo al final vi a Franco llorando acurrucado, fui y lo abrasé fuerte. También estaba Mili, Cande, Mechi y Agos, nos mirábamos entre nosotras buscando fuerzas para contener el llanto. Respondimos dándole un abrazo entre todas para hacerlo reír un poquito y le dijimos que íbamos a volver. El micro arrancaba y nosotras seguíamos ahí, no queríamos irnos, no queríamos dejarlo así. Le di el último abrazo y le recordé que pronto nos íbamos a ver para seguir jugando. Subimos juntas al micro y les dijimos chau por la ventana. Chau a los chicos, chau a los que nos habían ido a despedir, chau a Fabián que siempre nos guió, chau a esa escuela que fue nuestra Casa, chau a todas las personas que conocimos, chau a las familias que siempre nos recibieron con total confianza y los abrazos abiertos sin saber siquiera quiénes eramos, chau Desvío. Y ese "Chau Desvío" era lo que se me venía a la cabeza todo el tiempo, no lo podia evitar. No queria irme, era muy feliz con ellos, no faltaba ni sobraba nadie, no necesitaba nada más. Sólo me faltaba una personita de Buenos Aires y ya estaba hecha.
Volviendo...
Subí al micro y busqué a Tami, sabia que no iba a estar del todo bien. La encontré y la miré, tenía los ojos llenos de lágrimas, con esa mirada nos dijimos todo. La abrazé y lloramos juntas. Poro se puso a tocar "Alma Misionera" pero de tanto llanto no podíamos cantar, juntamos fuerzas y llegamos al estribillo:
"Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten tus ganas de vivir.
Donde falte la esperanza,
donde todo sea triste,
simplemente por no saber de ti"
Cuando nos calmamos un poco nos desabrazamos y le dije que teníamos que volver, que no iba a quedar en la nada, teníamos que planear algo para hacerlo. Sonrió.
Y al parecer alguien nos escuchó desde muy lejos, ustedes ya saben como terminó esta historia. Mejor dicho, como continua...
me hiciste llorar ! (cosa que no es tan facil)
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