Poco a poco se abren las puertas y cada vez más minutos del día se dedican a eso ~
miércoles, 20 de abril de 2011
Anoche soñé con un lugar extraño, un especie de laberinto donde uno tenía que acomodar el pasto que pisaba y dejarlo en perfectas condiciones, como lo había encontrado. Éramos un grupo, estábamos en el medio, con un camioneta. Estábamos esperando a algo o alguien, o más bien ambas porque se tenía que hacer la hora del show. Era de día, teníamos que esperar a que fuera de noche, nos sentamos. Pero como yo no me aguanto las esperas me fui a caminar por el laberinto y a cada paso que daba acomodaba el pasto que parecía de plástico y no se quería quedar en su lugar. Sentí que me seguías pero continué la marcha, me alcanzaste. Caminamos juntos, nos olvidamos del pasto y charlamos por un largo rato. Me hablabas muy tranquilo, relajado y eso me gustaba. Me sentía bien en tu compañía. De un momento a otro me dijiste que tenías que ir a buscar algo a tu casa, algo para el show, te acompañé. Me emocionaba la idea de poder conocer algo más de vos. Llegamos al lugar donde vivías (que no se parecía en nada al real) y de alguna forma u otra me mostraste sus rincones, nuevos para mi. En ese instante te conocí...te conocí por completo, descubrí tus secretos y una fuerza extraña nos unió, algo inquebrantable parecía no querer separarnos. Deseé que fuera así para siempre.
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