Parece que los sueños de último momento merecen ser recordados y tenidos en cuenta, en una especie de amenaza o advertencia como prefieras decirle. Ese mal rato me pasa por ser tan maldita, pero no puedo evitarlo es algo que va más allá de mi y me encanta. Este estado de liberalidad me tiene muy bien cuidada, y yo que pensaba que iba a enloquecer a los dos días por el hecho de no sentirme exigida a hacer X cosa. Es más, tocar el piano por más de tres horas (con recreos intermedios) no se presenta como una dificultad, ojalá me dure. Y ojalá que pueda llegar algún día a hacer ocho horas seguidas y terminar medio trastornada, me imagino que será para sacar una foto. Aparentemente las advertencias están a full porque que te aparezcas en medio de mi barrio así de la nada no es cosa de todos los días. Tenía sus anteojos, su pelo y hasta su forma de caminar, aunque yo no me fijo en esas cosas pero no importa...era ella! Y creo que eso me despertó un poco la cabeza e hizo que me ponga las pilas. Mirá que la tentación es maldita y tener que elegir entre estar retirada todo el finde conmigo misma a estar con amigos comiendo un asado y tirada en el pasto tocando la guitarra es cosa complicada. Pero el señor demonio no podrá conmigo, ando necesitando hace rato la cosa esa que llaman tranquilidad, así que le voy a sacar tutti el jugo a este encuentro. Y las pizzas con cerveza tendrán que esperar a la otra semana, total siempre hay razones para que estén presentes.
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