Llegamos, abrí la puerta y colgamos las corazas en el perchero. Hermosa tradición que pactamos sin palabras, sin acuerdos. Naturalmente.
Y ahí nos encontrábamos (a escondidas del mundo) mirándonos sin culpas, sin miedos. Es así, todo muy simple. Simple entrega que facilita todo.
"-Dónde estuviste todo este tiempo??
-No sé, preguntándome muchas cosas..."
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