Palabras que sin querer te evocan constantemente como un recuerdo lejano. Y bien sé que estuviste cerca hace no mucho tiempo y te deje ir, otra vez. Te dejé y me dejaste. Nos dejamos por comodidad, por miedo, por no arriesgar, por orgullo. Ese orgullo que regaste con los años y florece en mi cuando siento que la coraza pierde su fuerza. Ese orgullo que me hace correrme a un costado cuando alguien me quiere dar la mano y corona el deseo de la soledad por sobre todo.
Ese orgullo que dice no cuando quiero decir sí.
Pero en cambio
vos
me das la mano con una mirada,
me cuidas desde el pensamiento
y el espacio,
eso me tranquiliza.
Me haces bien...
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