jueves, 19 de mayo de 2011

Y pensar que hace un año ella estaba tan metida en el papel de ermitaña que ni se daba cuenta de la existencia, todo pasa por "sola soledad, sola y conmigo misma". Hasta que, de la nada misma apareció una mariposa que coloreó todos sus días. Esto no es un cuento fantástico, se los digo yo que fui testigo. Curiosa amistad que se hizo fuerte, como jamás pudo imaginar. Y ahora se sienten tan lejos pero tan cerca...extrañan eso de verse todos los días y compartir la vida. Pero esto no es un final, se los digo yo que soy partícipe de esta historia. Aún queda mucho por compartir... 

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