No voy a parar hasta hacer de mi habitación un bosque; las paredes repletas de árboles y mis manos llenas de su rastro. Su perfume inconfundible impregnará las sábanas y su calidez me acompañará al dormir. Las ramas cobrarán vida para acomodar mi pelo indomable por las mañanas. Mientras que por las noches se abrirán paso, me abrazarán cuando mire la Luna y comparta unos mates con ella. Y así será dentro de poco, las noches pasarán a ser mis días, los caracoles harán que el tiempo se haga cada vez más lento entre nosotros. Las pasiones se intercambiarán constantemente, se contagiarán hasta el punto de ser eternas y perfectas (a su modo). Y el cielo...ese cielo tan repetido y tan distinto cuidará todos los rincones de este mundo, el mío y el tuyo tal vez.
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