Como si fuese una película de Woody Allen me encontraba en un aula de 2x3 repleta de bancos que peleaban entre sí por un milímetro más de espacio. En la pared un pizarrón mal colgado y en la esquina un piano -intocable- con aire de superioridad. En el aire caliente música, jazz, y a través del vidrio empañado un edificio que prende sus luces, la noche se acerca...y en ella el misterio de lo que vendrá.
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