Y así te vas perdiendo un montón de cosas,
y así voy encontrando un montón de otras.
Extrañarte no es el problema.
Son las ganas del abrazo fuerte,
de esos que te hacen cerrar los ojos.
Descubrí la felicidad,
lo que me llena el alma:
la magia de lo simple.
Como tu sonrisa,
la ambigüedad del todo o nada,
el mate de las 3 de la mañana,
la birra de las 5 de la tarde,
estar sola,
estar acompañada,
ir más allá del sentimiento,
profundizar,
soñar.
Si tengo eso, no necesito nada.
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