Dos arreglos del auto en un mismo mes no alcanzaron, cada vez que frenaba hacía un ruido raro. Como mecanismo de defensa decidí no escucharlo más. Y funcionó. El ruido había desaparecido.
Quizás así funciona con los pensamientos que aparecen cada vez que frenas un poco y no te dejan en paz. Quizás así, decidiendo ignorarlos, se callen y suceda la magia de que pasen cosas nuevas.
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