Así estoy, me ves de afuera. Estancada, quieta, atada, inmóvil y con muchos pinches. Pinches ciegos que lastiman. Pero lo que no podés ver -desde afuera- es todo lo que pasa adentro. Ni yo lo puedo ver a veces. Pero hay una energía imparable, que desborda. No sabe hacia dónde pero quiere fluir y encausar todo eso bueno que tiene, de la mejor forma.
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