Hoy entiendo o creo entender que madurar no es tener cara de serio o un trabajo estable. Se trata de respetar los deseos, escucharse y no seguir a ciegas el camino que se debería hacer. Siento, particularmente, que 24 años de mi vida seguí o intenté seguir ese camino por comodidad, miedo, rutina, inseguridad o creencias; y no es precisamente lo que más me hace feliz. Es difícil dejar de escuchar esa voz que dice y marca constantemente lo malo, pero ya es tiempo de ignorarla, ya hizo mucho por acá.
No esperar nada específico, así es como la vida te sorprende con lo bueno y lo malo. Pero mientras tanto uno no se hizo tanta mala sangre. Permitirse sentir fuegos artificiales, sentimientos que saltan y rebotan en tu interior, como un malón de energía atomizada que se escapa por todos lados y te llena tanto...
Y a la vez, sentirme tan segura, tan acompañada y a la vez sola, y bien. Feliz de los que me rodean, de los que me cuidan, me miman, me acompañan, que respetan y apoyan mis sentimientos, mis sueños. Que me dan ese empujoncito para saltar.
Tengo muchas ganas de abrazarte, de quedarnos charlando sin tiempo.
Charlar de lo que sea, flashearla, mirar para adentro, mirar hacia adelante, reírnos mucho, querernos más-
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