Simplemente no puedo evitar contradecirme y formular una nueva cuestión -la duda de la duda-, todo remite al origen. Sería genial que uno mismo pudiera "auto-analizarse", pero creo que todavía no estamos preparados para cumplir esa función, o por lo menos la mayoría. Lo ideal sería que una persona misteriosa caiga del cielo y nos salve de nosotros mismos, nos salve de lo inexplicable. Alguien que pueda seguirnos el tren a pesar de que construyamos montañas inmensas entre medio de esos -puentes- que te tiran constantemente. Eso sería llevado al plano de lo ideal, pero volviendo un poco al polvo y a la escoba de la cotidianeidad, sería una persona que te ponga un freno y te haga PENSAR, que genere en vos la duda para que inconscientemente quieras dirigirte hacia el camino de la solución. Ojalá.
Oj-Alá. ¿Y Dios que pinta en todo esto? tu dios, mi dios, el de cada uno. Lindo matete se nos arma acá. ¿Cuál sería el colmo de los colmos? Creer en un ser superior creado por el hombre para alivianar cargas, para rezarte un Ave-María cuando vez a alguien en la calle que necesita fuerzas sobrenaturales. En la vida eterna, en un cielo; pero no en un infierno, en la perpetuación de alma, la reencarnación (que no suena tan mal tampoco). Y al mismo tiempo en la muerte y ya, como punto final, un perfecto "Chim-Pum".
Muchos MUCHOS pensamientos aislados e integrados, relacionados y desordenados; con cuestiones entre líneas, inconscientemente camufladas para un futuro análisis. Demasiado alboroto mental por hoy, pero espero que se repita pronto.