Definitivamente la necesidad que tengo de contarle a todas las personas de mi vida sobre tu existencia es fiel reflejo de las ganas que tengo de que seas parte de esto por mucho tiempo. Me encanta la cara que ponen al enterarse y, acto seguido, la sonrisa que se les dibuja por verme así de feliz. Ellos me conocen bien -justamente por eso son parte de mi vida- y saben cómo soy, lo que pienso y cómo me manejé todo este tiempo. No se pueden creer, al igual que yo, la alegría inmensa que me desborda del cuerpo al nombrarte, imaginarte o hablar de vos.
Disculpen las molestias, Anita se puso goma...